miércoles, 19 de junio de 2013


DECÁLOGO PARA 
UN VERANO CON CRISTO
                                                                            


1. Un cristiano, en el verano, no esconde ni guarda su fe como quien deja en el armario el abrigo de invierno. Somos cristianos siempre y, por lo tanto, nuestra comunión con Cristo ha de ser consciente y constante.
2. Este tiempo es propicio para no olvidar a Dios y ser rostros vivos de su presencia. Las prisas son enemigas de la caridad sin ruido.

3. Sin oración, un cristiano, es un molino paralizado. La oración nos hace fuertes, nos clarifica, nos hace reflexionar y llevar a cabo la voluntad del Padre.

4. La Eucaristía es una necesidad física y espiritual. Sin ella nos convertimos en marionetas del mundo. 
5. En el verano vamos buscando el sol. Dios es el único Sol de justicia. Es quien broncea de verdad el corazón y el alma.

6. “Dime lo qué lees y te diré cómo piensas”.  Un buen libro, será garantía de un pensamiento recto, de una conciencia lúcida.

7. La Creación la ha puesto Dios para nuestro deleite. Nuestra tierra está sometida a una constante alteración y degradación. Respetemos el entorno donde descansamos y gocemos de tantas cosas buenas que el Señor pone a nuestro alcance. Cuesta siglos repoblar la tierra, horas el incendiarla.

8. La belleza, el arte, la música clásica…nos puede llevar al encuentro y al disfrute personal de Dios. Un santuario es una puerta abierta a la fe. María  es una mano que nos empuja hacia el Señor. ¡Disfruta de la huella que el hombre ha dejado a través del arte y como fruto de su fe!

9. El silencio y la contemplación junto al mar. La escalada de montañas como signo de nuestro esfuerzo por llegar al cielo. Nuestro descanso como antesala de lo que un día desea Dios para cada uno de nosotros…pueden ser reflexiones que nos ayuden a vivir este tiempo estival con sentido cristiano

10. En el valle o en el mar, en la montaña o en una aldea, adentrados en el bosque o perdidos en un desierto. Frente a una catedral o por las calles de una gran ciudad: no olvidemos que somos cristianos. No olvidemos que, Dios, va con nosotros

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