domingo, 24 de marzo de 2013

ORIGEN DE LAS PROCESIONES DE SEMANA SANTA

 


Las tradicionales procesiones que vemos en Semana Santa tienen su origen; estas procesiones entendidas como un culto público a Dios se han practicado desde la antigüedad en todos los pueblos y religiones.
En el Antiguo Testamento se hace referencia en varios salmos a las procesiones, pues lo judíos las realizaban para Pascua, Pentecostés y las fiestas de los Tabernáculos.
En los primeros siglos de la era cristiana, los cristianos se reunían para llevar en procesión los cuerpos de los mártires hasta sus sepulcros; los fieles empezaron a ir en peregrinación a los Lugares Santos,
para conmemorar un acontecimiento de la salvación y celebrar la Eucaristía.
En la Edad media se continuaron celebrando procesiones. Poco a poco la Iglesia fue cambiando la forma de hacerlas hasta llegar a como las vemos en la actualidad.
Hoy en día, cuando los cristianos participamos en una procesión, lo hacemos para dar un homenaje público a Jesús, a la Virgen o a los santos.
Los penitentes o nazarenos que van en la procesión, lo hacen para limpiar sus pecados y mostrar públicamente su arrepentimiento. En un principio no llevaban velas, hoy sí las llevan como señal de que debemos caminar hacia la luz que es CRISTO y pueden ser de cera o de luz eléctrica.

Las procesiones revelan el gran misterio de la Iglesia en constante peregrinación hacia el cielo. Constituyen un acto de culto público a Dios, que al mismo tiempo lleva consigo un carácter de proclamación y manifestación externa de la fe, ayudando a la oración y a los deseos de mejorar.
La prohibición de las procesiones ha sido siempre uno de los episodios tristes y característicos de la lucha contra el cristianismo y la Iglesia.

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